CAPÍTULO XXV
QUE TRATA DE LAS
EXTRAÑAS COSAS QUE EN SIERRA MORENA SUCEDIERON
AL VALIENTE CABALLERO DE LA DE MANCHA,Y DE LA IMITACIÓN
QUE HIZO A LA PENITENCIA DE ELTENEBROS
Don Quijote, en efecto, resuelve imitar la penitencia que Amadís de Gaula,
cambiando su nombre por el de Beltenebros, hizo en la Peña Pobre cuando fue
desdeñado por su amada Oriana. Ahora bien, como muy sensatamente observará
Sancho a continuación, Dulcinea no ha desdeñado ni engañado a Don Quijote, por
lo que éste carece por completo de motivos para convertirse en penitente o en
loco violento. Frente a la penitencia por amor de Cardenio (real, o del mismo
plano de realidad que Don Quijote) y a la penitencia motivada de su modelo
Amadís (ficticio, aunque tenido por Don Quijote por histórico), el propósito de
Don Quijote es un acto incongruente que se nos aparece como una degradación
disparatada y caricaturesca:
una parodia, en definitiva, del modelo caballeresco, donde este motivo de
la penitencia del héroe es frecuente.
Dentro de este contexto, el fragmento que vamos a comentar corresponde al
parlamento en que don Quijote razona y da cuenta de su intención imitar la
penitencia de Amadís (más adelante duda entre imitar la penitencia de Amadís o
la furiosa locura de Orlando).
ESTRUCTURA
En tal parlamento construye Cervantes un remedo humorístico de la oratoria,
desde su misma estructura. El discurso, en efecto, presenta una estructura
argumentativa, que, tras sentar dos premisas, extrae una conclusión, siguiendo
un esquema silogístico:
•Premisa primera: Amadís fue el mejor caballero andante.
•Premisa segunda: En cada actividad hay que imitar a los
mejores.
•Conclusión: Hay que imitar a Amadís (conclusión de la
cual deriva su idea de, en este caso, imitarle en su penitencia).