AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Amor
constante más allá de la muerte es
un poema de Quevedo que pertenece a la época barroca de la
literatura española, el Siglo de oro de la literatura española.
Como obra barroca, refleja el pesimismo de la época, pero también
el resplandor de las grandes obras de ese tiempo debido no a la
originalidad del tema (que es universal, del amor se ha hablado desde
que nació la literatura) sino por la forma, por el trabajado
lenguaje y métrica. Es decir, se aprecia una obra lírica
conceptista: juego de conceptos, brevedad e ingenio de expresión.
En este poema Quevedo deja
de lado lo popular y lo satírico y nos presenta un soneto culto de
tema grave mostrándonos su desengaño ante la vida y por tanto sus
sentimientos. Sobre esta faceta del autor grandes críticos
literarios han opinado que quizá se trate del mejor de la literatura
española y por eso vale la pena apreciar la obra y acercarnos a
ella. Creo que como personaje rebelde de la época (se atrevía a
satirizar a políticos y cortesanos), este poema es una rebeldía
ante la vida: no se rinde a entregarlo todo ante la muerte y seguirá
amando pese a ella. Desea lo inmortal del amor, ya no piensa con el
cuerpo sino que con el alma y desafía a la verdad más segura de los
humanos: la muerte. No acepta la resignación cristiana y fruto del
malestar barroco expresa su angustia ante el futuro, ante la muerte,
su rebeldía.
En
lo que se refiere a la métrica, la forma exterior del poema es un
soneto: una estrofa de catorce versos endecasílabos compuesta por
dos cuartetos y dos tercetos (ABBA, ABBA, CDC, DCD). El primer
cuarteto refleja la idea central del poema y el último es el más
emotivo.
Respecto a las figuras
retóricas vemos una eficacia estilística en la complejidad
gramatical ya que utiliza subordinadas adjetivas para complementar
los nombres (que me llevaré el blanco día), futuros hipotéticos
(podrá, llevaré), antítesis
(sombra-blanca/cuerpo-alma/llama-agua), contraste (cerrar-desatar),
el tópico de la muerte como liberación por el sufrimiento amoroso,
hipérbole (hora a su afán ansioso lisonjera), adjetivación
irrelevante (agua fría/ley severa), mito y metáfora de la laguna
por la que se viaja hacia la muerte, tres idénticos recursos
sintácticos de subordinación adjetival que dan sensación de
estructura simétrica (alma, que a todo un dios prisión ha
sido/venas, que humor a tanto fuego han dado/medulas, que han
gloriosamente ardido).
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